La nostalgia tiene extraños sabores, perplejidad, tristeza, alegría, asombro y desaciertos temporales, todo por una simple causa no queremos envejecer, no queremos dejar de pensar en lo que fuimos y pudimos ser, no queremos dejar de pensar que el tiempo el inexorable pasa y deja huellas infaltables. Quien esto escribe disfruta de la nostalgia y por eso aquí esta la prueba irrefutable de que hace 30 años podíamos gozarnos la vida así, al compás de los ritmos trepidantes y pegajosos de los Bee Gees y los pases sincrónicos de un Travolta, hoy cincuentón, pero que en ese entonces era el paradigma y hoy nos hace sonreír por lo tonto que en ese entonces fuimos. Aquí esta, detenida en el tiempo, esa famosa escena de la ya renombrada Saturday Nigth Fever que nos alegraba la vida y hoy la vemos con cierto ojo critico y socarrón, pero así también suele ser la nostalgia.
Bienaventurado el hombre (Salmo 1)
Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido ni |
ERNESTO CARDENAL |
martes, 25 de marzo de 2008
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1 comentarios:
Yo siempre la busco y la invito a un café.
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