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Bienaventurado el hombre (Salmo 1)


Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido ni
asiste a sus mítines
ni se sienta a la mesa con los gánsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans

Será como un árbol plantado junto a una fuente.



ERNESTO CARDENAL

martes, 4 de diciembre de 2007

A propósito de una película


Un amigo, critico de cine e historiador, establece un comentario acertado sobe la la versión fílmica de la obra de García Márquez, El amor en los tiempos del Colera, que por estos dias esta en Cartelera, he aqui su comentario, que espero sea compartido.

Foto de la pelicula el amor en los tiempos del Colera


DESDE MI BUTACA

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA, LA PELICULA.
Por Gonzalo Restrepo Sánchez
Historiador y crítico de cine

Lo primero que debo decir de esta película de Mike Newell (“Cuatro bodas y un funeral”), es ver con gratitud en escena, actores de nuestro escenario latinoamericano. Entre otros, actrices como la mexicana Ana Talancón, la brasilera Fernanda Montenegro, nuestra Catalina Sandino, Marcela Mar, Angie Cepeda y actores como Hector Elizondo, John Leguízamo, Benjamín Brat, Unax Ugalde, Carlos Duplat y Salvo Basile entre otros. Amén de los protagonistas, por supuesto, Javier Bardem en el papel de Florentino Ariza y la bellísima italiana Giovanna Mezzogiorno, caracterizando a Fermina Daza.

Respecto a la película “El amor en los tiempos del cólera”, por momentos pienso que bien pudo ser dirigida por un director valiente y menos romántico, en el sentido más metafórico. Centrado en la perdurabilidad del amor, el film plantea y explora, modelos potenciales de relación y comportamiento nada utópicos a comienzos del siglo pasado y mucho menos hoy día. Una película de tesis que nos remite a “secretos de un matrimonio”, 1983, de Bergman (los sentimientos de una pareja sin recurrir a su entorno) e identidades del cineasta italiano Marco Ferrari en cintas como “El futuro es mujer” (1984) y su anverso “El semen del hombre”. Basta recordar a Florentino Ariza con las oportunidades de conocer su cuerpo y también su alma, amando entre muchas otras a: Leonela Casiani, Sara Noriega, o la palomera alborotada Olimpia Zuleta entre muchísimas otras.

No obstante este criterio inicial, el director de cine Mike Newell demuestra su madurez, en la forma de plantear una puesta en escena con grande elegancia y sencillez. Lo que permite a su vez, dejar que los personajes respiren por su propia cuenta. Esto evidencia que Javier Bardem y la actriz italiana Giovanna Mezzogiorno dominen sus personajes, imponiéndose a una dirección de arte (decorados, vestuario, etc.) que nos lleva a una Cartagena de Indias, desde 1879.

Podría añadir, ya que hablamos de personajes femeninos, que mas de un espectador apelará a cualquiera de de las mujeres en “El amor en los tiempos del cólera”, capaces de pasar de lo coloquial a lo conmovedor o de lo coloquial a lo profano; en el sentido de recordar, un ansioso envite, ciñéndose pura y exclusivamente a los cuerpos desnudos de una mujer, que la vida nos puso en el camino. Y es que en el universo garciamarquiano: las relaciones entre jóvenes incendiadas de amor y un adulto, mitigando la pasión que infecta sus sueños, se puede leer en muchas de sus obras.

En el filme que hoy nos ocupa, y por tomar un ejemplo de lo anterior, vemos la relación entre América Vicuña y Florentino Ariza. Y si bien el film empieza con la pareja desnuda sobre una hamaca y sobre ellos el sonido OFF que anuncia la muerte del doctor Daza, no nos muestra en una extensa retrospección de la acción, la relación desde cuando Florentino Ariza la llevaba al colegio.

Esta reciprocidad amorosa entre Florentino Ariza y América Vicuña, afinidad con mayor diferencia de edad en la historia, nos remite a la idea madre de “Memorias de mis putas tristes” : la edad del hombre son los años de la mujer que ama. De manera que “El amor en los tiempos del cólera”, parte de estos mitemas y de una crónica social . A Gabo (y tal como lo escribí en mi libro “Gabriel García Márquez y el cine ¿una buena amistad?”), le va mejor en el film crónica.

Sin traicionar las señas de identidad del autor colombiano, nacido en Aracataca. El guionista Ronald Hardwood (ganador del “Oscar” por el filme de Polanski, “El pianista”) deja una buena adaptación. El guión sin saturar con recursos simbólicos las obsesiones garciamarquianas: el amor, la soledad, la vejez, (“Las cartas del parque”, en otro film con acento de Gabo), etc. Adopta tintes de melodrama sólido y honesto, fluyendo de una forma sincera y nada sentimental, las piruetas del alma humana.

Y aunque existe mucho personaje gravitando alrededor de Florentino Ariza, siempre la belleza y presencia de Fermina Daza está omnisciente. Es el amor prudente. “El amor en los tiempos del cólera”, resuelve con ardiente frialdad el asunto, y, desde su primera propuesta formal de matrimonio y las camelias que le enviaba a su “Diosa coronada”, Florentino Ariza ; todas las escenas de la pareja conserva la fidelidad de la letra y al espíritu del libro en el que está basada la cinta. Imágenes de aparente libertad, sin el carácter fabulador de aquella persona excepcional, la cual, reitero, es descrita en el film unilateralmente como mujer enamorada omnisciente (gracias a la excelente interpretación de Giovanna Mezzogiorno).

El excelente compositor Antonio Prieto (recordemos su crédito en “Ciudad de Dios”) ofrece en la película una bella creación en la que, fiel a sí mismo, se luce con la fusión de plácida música e instrumentos étnicos y la voz de la cantante barranquillera Shakira. Una partitura con un canto a la vida, a la naturaleza y el paisaje del Caribe colombiano.

Concluyo, sin entrar en ese espeso bosque “cine-literatura”, que esta excelente película, no es una cinta sobre el amor, sino sobre la crónica de una obsesión. Que resulta a su vez patológica en Florentino Ariza, un ser obsesionado por el amor de Fermina. Y es que como alguna vez sentencio José Ortega y Gasset : “la belleza que atrae, rara vez coincide con la belleza que enamora”.

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