Bienaventurado el hombre que no sigue las consignas del Partido ni
asiste a sus mítines
ni se sienta a la mesa con los gánsters
ni con los Generales en el Consejo de Guerra
Bienaventurado el hombre que no espía a su hermano
ni delata a su compañero de colegio
Bienaventurado el hombre que no lee los anuncios comerciales
ni escucha sus radios
ni cree en sus slogans
La insignia portentosa del desarrollo histórico del país ha caído, las garras del olvido y la desidia se han cernido sobre el. Su naufragio era inevitable y predecible por razones mas que obvias nadie lo protegió de su precipitoso derrumbe, mas por negligencia que por miedo. Lamentable infortunio que nos espera cuando los que detentan el poder no asumen el riesgo de proteger la memoria, que es lo verdaderamente valioso, lamentable destino de los lideres que solo asumen su posición para generar la debacle. Aquí esta ese portento que cayó ante los ojos invisibles de la sin memoria: "El Muelle de Cupino". El olvido es peor que la muerte.
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